“No hay nostalgias como las de antes”

Javier Ikaz y Jorge Díaz son un par de individuos que han triunfado con un blog fresco y sencillo dedicado a evocar aquellos años 80 que cuando los vivíamos nos parecían de lo más normalito, tirando a cutres. No es de extrañar entonces que el mundo editorial haya decidido sacar tajada (y lo ha conseguido) convirtiendo en libro todo el material de aquella web susceptible de ser trasladado al papel. Deben de ir ya por los 200.000 ejemplares de la primera entrega, hicieron un segundo volumen, anuncian para esta navidad el tercero, hay un juego de mesa en marcha y no son los únicos que quieren explotar el filón. Se anuncia un doble disco avalado por la mítica revista Súper Pop, se reúnen grupos como los Hombres G o El Último de la Fila y hasta vuelven orgullosas marcas que aspiran a ser hoy lo que ya simbolizaron ayer.

La explicación más sencilla quizá radique en que la franja de edad que hoy aún tiene poder adquisitivo (en conjunto) es la que creció por aquellos años. Son también los mismo que no encuentran cosas de marcianos regalar libros, CDs o hasta vinilos, cada día más presentes en las adocenadas tiendas de discos. Posiblemente sea una moda que se marchite al ritmo que envejecen sus portadores, pero el caso es una publicación tan hípster, tan cool y, dicho en serio, tan interesante como Jot Down ha editado un libro más que ameno sobre la base de esa nostalgia, mirando sin acritud con los ojos de hoy unas series que se concibieron para gustos de hace tres décadas (o más).

series jot down

Los que “fuimos a EGB” disfrutamos enormemente con ese juego de espejos en el que, porque estamos vivos, casi siempre tenemos la sensación de haber salido ganando. El libro “Cien series imprescindibles” reúne los textos de una cincuentena de autores que, en pocas palabras (dos o tres folios) y con bastante ingenio muchas veces, recuperan las sensaciones que despertaron series hoy de culto. Muchas veces, no tanto por su valor artístico, su trascendencia televisiva o la composición de sus guiones, como por haber sido emitidas cuando todavía no podíamos intuir que esos días que estábamos viviendo los miraríamos con mucha indulgencia años después.

Los dibujos de Mazinger Z, Vickie el Vikingo, Comando G, Marco, David el Gnomo o Érase una vez… el cuerpo humano se alternan con Verano azul, Alf, Aquellos maravillosos años, El príncipe de Bel Air o Sensación de vivir (por quedarnos en los 90), pero la selección abarca desde Tom y Jerry (incombustibles desde 1940) hasta series de anteayer, que lógicamente escapan al juego de comparaciones que preside todo el volumen.

Hay ejercicios de “animación comparada” entre la Heidi pasada por los dibujantes japoneses a los clásicos vistos por esa pareja no menos clásica de Cruz Delgado y Claudio Biern, que hicieron posibles personajes míticos de la animación española como Don Quijote de la Mancha, D’Artacán, Willy Fog o David el Gnomo. Está también el relato truculento de lo ocurría tras las cámaras en Alf o Roseanne, y hay miradas entre amables y socarronas de episodios de Fama [esos calentadores…], Mac Giver [cómo olvidar su paso por una aldea vasca] o Al salir de clase (donde cada capítulo era peor que el anterior en todos los sentidos).

Posiblemente, si la nostalgia no nos anulase el juicio crítico del modo que lo hace, este libro sería visto como la suma débil de muchas buenas intenciones. Sin embargo, con una buena presentación gráfica (si bien el cuerpo de letra no es el más adecuado para cuarentones consagrados), el volumen se lee con una sonrisa bobalicona y permanente en la cara. Y de regalo viene con una lámina de Mazinger emergiendo de las aguas con Afrodita A y una bolsa de tela con la cara de Pippi Langstrump.

Pura evocación en vena.