Últimamente me voy “encontrando” con Jorge Carrión sin yo pretenderlo. Ahora mismo estoy leyendo un curioso libro de viajes por carreteras secundarias de España, que lo firma Alfonso Armada, pero está dentro de una colección llamada “Lo real”, publicada por Malpaso y dirigida por Carrión. Desde hace meses voy demorando la lectura de un libro suyo que tuvo unas estupendas críticas y que a mí me ha llegado en una “edición ampliada”. Se llama, cómo no, “Librerías” y lo publicó Anagrama. Y ahora acabo de degustar un libro-revista maravilloso, que combina la cabecera de “Altaïr Magazine” con el título “Viajes dibujados”, lleva el sello de Norma Editorial y una cubierta de lo más atractiva, firmada por Miguel Gallardo. Pues en esta conjunción de nombres también está Jorge Carrión como “asesor editorial y autor de los textos introductorios”.

No tienen desperdicio esas introducciones a las catorce historietas que viajan por todo el mundo, con estéticas bien diversas y planteamientos muy diferentes, algunos verdaderamente originales. Carrión es también el responsable del texto “Imágenes y palabras para (re)imaginar el viaje”, que en ocho páginas parte de Heródoto y esos dibujos que se intuye ilustraban sus crónicas para hacer un elogio de los cuadernos de viaje ilustrados que, sin ánimo de verlos publicados, llevaron tantos viajeros más o menos ilustres. Son pocas páginas pero el lector comienza a salivar cuando se cruzan referencias tana variadas como Gauguin, Joe Sacco, el Maus de Spiegelman o Los desastres de la guerra de Goya. Y todo esto sin haber atisbado todavía una sola viñeta de estos viajes dibujados.
El trayecto arranca en Beirut, y aquí se puede continuar con la historia titulada “Fronteras invisibles” que trata la invisible “línea verde” que separaba el este del oeste de la capital libanesa durante las guerras civiles de los años setenta, ochenta y noventa. El bus de la línea 4, que cruza esas murallas inexistentes físicamente, con viajeros de todas las comunidades religiosas de la ciudad es uno de los símbolos de un lugar que ahora muestra otras cicatrices, tan habituales en todo el mundo: las zonas para gente con dinero donde no son bienvenidos los que carecen de él.
Este peculiar cuaderno multiviajero le cede el protagonismo luego a Florencia, con la visión personal que de ella ofrece una dibujante por la que sentimos debilidad: Sarah Glidden. La capital universal del arte, en sus lápices, es muy diferente de lo que dicen las guías. Esbozos en blanco y negro, largas marchas de texto y una mirada muy particular nos muestra de otra manera esas calles que deben de estar llenas de turistas, pero que aquí no tienen cabida.
La ruta sigue por México, con las ilustraciones casi psicotrópicas de Peter Kuper; se desplaza a Australia, de la mano de Gabi Martínez y Tyto Alba; pasa por Berlín, visto por la libanesa Zeina Abirached; y llega al Kurdistán iraquí. El relato “Domiz”, de Olivier Kugliz, sobre el campo de refugiados del mismo nombre, es una de mis preferidos en esta obra: por el tema, por la estética de las ilustraciones, por la ternura con que se aborda la dureza cotidiana en un campo así, donde los refugiados quieren volver como sea a algo parecido a una rutina.
Los viajes dibujados pasan también Rusia, Nueva York, Guinea Ecuatorial, Tierra del Fuego, el casi recién nacido Sudán del Sur o Nicaragua. Y hasta hay espacio al final para un original ensayo gráfico en el que se tratan cuestiones controvertidas como la relación entre los viajeros y los lugareños, entre “visitantes” y “locatarios”; o reflexiones acerca del museo como ese espacio donde muchas veces se encuentran los turistas con los habitantes de la ciudad que visitan.
Este número especial de la revista es un lujazo que se puede leer del derecho y del revés, con historias que no serán en absoluto caducas. Y al que se podrá volver de manera recurrente. Algo parecido ocurre con la librería del mismo nombre que abre sus puertas en la Gran Via de Barcelona. Es un lugar al que se puede entrar para deambular por su plantas, mirando mapas, soñando con viajes, echando un vistazo a lo que escribieron otros cuando tuvieron la oportunidad de visitar lugares. Para los que no tienen tan fácil viajar a la capital catalana, la recomendación es pasear por el blog de Altaïr.
Y pasarán las horas sin darse cuenta.