Los fines de semana, el primero que se levanta en casa tiene el privilegio de poner la radio y elegir la emisora. Como hace tiempo que madrugo sin querer hacerlo, las primeras horas del sábado y del domingo suelo encadenar en la cocina los programas de Radio 3, y algunos de ellos van sobreviviendo a los vaivenes horarios de la cadena. Las “Melodías pizarras” y “El gran quilombo” son un lujo sabatino. “Café del sur” y “Mediterráneo” hacen que los domingos sean todavía más festivos.

Este último sábado el programa de Consol Sáenz arrancó con “Paraules d’amor”, anunciando fiesta serratiana. El cantante del Poble Sec había sido galardonado con el premio Princesa de Asturias y, qué mejor homenaje que dedicarle una hora con duetos impagables de Joan Manuel Serrat con músicos de toda América: Pablo Milanés, Maria Bethânia, Silvio Rodríguez, Rubén Blandes, Mercedes Sosa, Calle 13…

Las editoriales se han sumado a la fiesta y ahora mismo hay varias biografías en las librerías. Estoy acabando la que ha publicado Alianza con el título de “Se hace camino al cantar”, firmada por Luis García Gil. Como dice en la dedicatoria del final, a los seguidores del cantautor catalán y los futuros oyentes de su obra, “el legado de Serrat debe ser transmitido de generación en generación, ya que es patrimonio de todos”.

En este sentido, el libro es imprescindible para quien quiera descubrir al cantante, si es que hay alguien que no ha tarareado alguna vez una estrofa de sus canciones. Disco tras disco, el autor va desmenuzando anécdotas y haciendo recuento de los músicos que lo han acompañado a lo largo de seis décadas. Los que conozcan en profundidad su vida y obra tienen el aliciente, además, de que toda la biografía está salpicada de remisiones que llevan a un apartado final, donde gracias a una serie de códigos QR se puede disfrutar de conciertos memorables, rescatados de los archivos de RTVE, TV3 o emisoras latinoamericanas. Está el mítico concierto del Estadio Nacional de Chile de 1990, uno en el teatro Tívoli de 1969, otro en un festival de Zacatecas o su última actuación, en 2022, retransmitida desde el Palau Sant Jordi por la televisión pública catalana.

El libro, tan minucioso, de un autor que conoce a la perfección a Serrat porque ya había publicado diversos trabajos dedicados a sus canciones, adolece en ocasiones de repeticiones que pueden hacer cansina la lectura. Hay anécdotas que aparecen en varias ocasiones y hay un tema que, de tanto mencionarlo, puede hacer antipático hasta al biografiado. Se explica del derecho y del revés el follón de Eurovisión, cuando Serrat declinó participar si no podía cantar en catalán. Luis García Gil relata una especie de contubernio en el que participaron hasta destacadas familias de la burguesía local, en lo que parece una justificación a posteriori de lo que es otra de las fijaciones del autor de la biografía: el conflicto lingüístico.

Vista la naturalidad con la que Serrat ha ido alternando discos en catalán y castellano y el reconocimiento que ha recibido por todo el mundo, cantara en la lengua que cantase, se hace estomagante esa permanente alusión a la utilización del cantante y su obra por parte de “los hunos y los hotros”.

Por lo demás, el libro es un disfrute.

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